Hoy les voy a hablar de los nietos. Se preguntarán por qué? Muy sencillo. Porque soy la abuela, porque mi columna es libre y nadie me puede censurar, ni escoger los temas, así que los que son abuelos les encantará leer porque se identificarán con mis historias o seguro habrán vivido algunas parecidas. Los que no lo son, algún día lo serán o tendrán un nieto adoptivo con quien vivir estas hermosas sensaciones.
Los nietos (nejadim) son esos seres maravillosos que proyectan nuestra vida y nuestras ilusiones. Son como
un descanso en la escalera de la vida. Subimos y subimos peldaños y cuando por fin llegamos al último escalón, nos dan ganas de sentarnos a descansar(lanuaj) y observar el panorama. Ya criamos a los hijos y este es el premio obtenido por ese arduo y ameno trabajo que es la crianza. Créanme que la de los nietos es mejor. Menos compromiso, menos horas de falta de sueño, menos responsabilidad. Por otro lado hay que ser respetuosos, pues nuestros hijos, aquellos a quienes educamos, son ahora los educadores de ellos, los encargados de que sean buenas personas y no podemos entorpecer esa labor.
Tengo una pareja de nietos aquí (po) y otra al otro lado del charco.
Con los de aquí, fuimos el otro día a clase (shiur) de cerámica que les encanta ir con la abuela (safta).Seleccionamos lo que vamos a pintar y manos a la obra. Ellos son cuidadosos y sienpre miran el precio que tiene cada objeto por debajo, en consideración. con la abuela, para que no salga muy costoso (iakar). Por supuesto, yo también tengo que pintar, pues hago parte del equipo. A pesar del cuidado, casi siempre nos descachamos y la cuenta, como en los restaurantes, termina sobrepasando el presupuesto.
Cuando terminó la clase había un concurso y ellos debían llenar una hoja diciendo, qué era lo que más les gustaba de su abuela. Les confieso que me sentí orgullosa y feliz cuando entre líneas, pues era escrito en hebreo, pude descifrar que la abuela cocina delicioso, les da los mejores regalos (matanot) y siempre está ahí cuando ellos la necesitan
Antes (lifnei) de llegar a la cerámica fuimos a almorzar, pero coincidió con que no querían comer todavía.. El abuelo y yo habíamos desayunado temprano para ir al trabajo, así que les dijimos que sí íbamos a ir a almorzar. Pidieron permiso para comer un yogurt helado antes, porque tenían mucho calor. Si fueran mis hijos, seguramente no les hubiera permitido, pero como son mis nietos, obtuvieron el permiso de cambiar un helado por el almuerzo. Claro que algo comieron cuando nosotros pedimos, pues qué le decía después a mi hija, que no les dimos almuerzo? Qué clase de abuelos tienen?
El otro día fuimos a comer a Hertzlya y al regreso, mi nieto de 16 años, puso la música a todo volumen y no me quiso “prestar” el cable para cargar mi celular, porque necesitaba cargar el suyo para poder escuchar su música preferida. Nota: el cable es mío. Cuando íbamos llegando a Ashdod, por la falta de consejo de Waze, nos tocó hacer el papel de padres, haciéndole apagar la música para poder conectar mi celular y poder tomar nuevamente el rumbo a casa.
Los abuelos tenemos derechos y deberes, pero no obligaciones. Educarlos es misión de los padres, pero les podemos enseñar algunas cosas que les sirvan para la vida. Fue así como en unas vacaciones le enseñamos al chico israelí a montar bicicleta. Fue una labor dispendiosa, que por turnos corríamos detrás de él hasta que lograba mantener el equilibrio y salir en la bicicleta , cual Cochise (uno de los ciclistas más renombrados de Colombia y a nivel internacional). En estos días, el abuelo le enseñó a jugar yoyo que es algo importante de saber y no lo enseñan en ningún centro educativo. Se puede vivir sin jugar yoyo, sin mayores temores, pero le da un plus a la vida.
Extraño a mis nietos del otro lado del charco. El chico es futbolista y le encanta Messi. Cuando estuve en Miami, le pregunté qué quería de regalo de cumpleaños, esperando una respuesta de unos 80 dólares. Su respuesta segura y contundente me sorprendió. “Quiero ir a ver a Messi”. Y que creen? La abuela se derritió ante la respuesta y le extendí a mi hijo los 200 dólares que costaba la boleta, para que pudiera cumplir su sueño. Menos mal cumplió en enero y no ahora que las boletas para Argentina- Colombia estaban por el orden de 1000 para arriba. Es nuestro nieto menor y aprendió a montar en bicicleta más fácil, pues con el
modernismo, las de ahora son diseñadas sin pedales para un fácil aprendizaje, así que aprendió muy rápido y no tuvimos que correr detrás de él sosteniendo la bicicleta. A él le enseñó el papá.
Cuando cumplió años mi nieta, escogió algo equivalente en precio, pues no le interesaba tanto ver a Messi, pero si cree en la igualdad de derechos de los nietos y la abuela tuvo que desembolsar como si fuera una boleta de fútbol para comprarse unos audífonos para su IPhone.
El otro día, hubo una inundación en Miami y se fue la luz. Ellos, que son de la generación de las apps, no conocen un mundo sin luz. Aprietan un botón y tienen resueltas sus necesidades básicas. Ese día, entraron en crisis. No había aire acondicionado, así que el calor era insoportable. No salía agua del dispensador de la nevera (mecarer) y lo más grave, no podían jugar sus juegos preferidos, por la falta de energía.
Estaban a oscuras porque se fue la luz. Cuando se iba la luz, y nosotros éramos chiquitos, jugábamos a las escondidas. Y la falta de luz le ponía al juego un toque de misterio. Ahora no existe ese juego tan divertido, pues no hay ninguna app que lo contenga.
Mis nietos son fantásticos. Los adoro, aunque abusen de sus abuelos, pero nosotros abusamos de su amor. Nuestra misión es gozarlos; para educarlos están los padres, que deben cumplir con la misma misión de padres que otrora cumplimos nosotros.

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